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De noche por la Ciudad

Hay cosas que aunque uno quiera cambiar, simplemente no puede. Y una de esas cosas es andar por la Ciudad de noche; no importa la compañía, ni el clima, ni la razón. Caminar de noche el Centro de Monterrey, siempre es una aventura.

Este domingo hubo un concierto y para mí los conciertos siempre son como un escape de la realidad. Pero el verdadero escape comenzó después de que este terminara.

Le dije a Diana que fuéramos a cenar, pues quería que me contara como le fue en su viaje, y eso obviamente en el recinto no podía ser. Además, a partir de este tetra ya no vamos a estar juntas en clases y eso me pone un poco triste, pues ya no tendré quien ría conmigo de tonterías y hacer el tiempo más ameno cuando haya clases aburridas. Te voy a extrañar amiga.

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Sugerí el restaurante Al por ser el único que podía albergarnos el tiempo que fuera necesario y que tuviera buen servicio y comida. Y desde que subimos al metro comenzó la hazaña.

No recordaba que ese día el servicio es gratis y que a toda hora está saturado de personas. Incluso de personas con bicicletas ¡¿En serio?! Aun así eso no me molesto, como el hecho de que a mi lado tocara una niña de como 7 años mega fastidiosa. Cualquiera pudiera pensar que no me gustan los niños, y eso es casi cierto, pero hay niños que caen bien, otros que son neutrales y están los que sólo puedes terminar odiando. Y yo la termine odiando en 10 minutos que estuve cerca de ella.

Llegamos a nuestra estación y nos dirigimos al restaurante. Se los juro, yo moría de hambre, pero no volveré a contar mi experiencia culinaria, porque ya hice eso antes y esto no es un blog de comida, sólo diré que me fue mejor.

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Como me gusta vivir sin prisa, disfruto más de una compañía cuando esa persona tampoco tiene preocupación del tiempo. La plática se prolongó por horas y cuando salimos ya pasaba de la media noche. Las personas sensatas hubieran optado por tomar un taxi afuera del lugar. Nosotras caminamos.

Tenía mucho tiempo de no caminar en la noche por Calzada Madero, casi creo desde el 2010. Teníamos intención de tomar un taxi pero la plática era tal que pasamos caminando las calles sin darnos cuenta. Y sin estarlo buscando, tuvimos un irónico romance con la Ciudad.

Vimos a una chica de la vida galante, no sé si era por ser domingo-lunes o por la situación actual en qué vivimos, pero en todo lo que caminamos solo vimos una. No era fea, estaba super alta y con unas piernas casi de mi estatura. Diana dijo que tal vez era hombre, yo sólo creo que hace mucho ejercicio.

Después se me ocurrió hacer una foto y saque el celular, en eso iba pasando un chico que se le quedo viendo mucho al teléfono. No suelo ser tan descuidada ni despreocupada, pero tampoco me gusta vivir con temor. Él siguió su camino y yo tome unas fotos más.

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Vimos una rata en todo el camino (ya casi no tenemos ni ratas ni chicas galantes) y vimos un letrero enorme, supongo de alguna iglesia y sólo me hizo sonreír y hacer el comentario de «yo creí que ser vampiro era la clave para la vida eterna».

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Un automovilista nos “acosó” cuando caminábamos por Madero, pero nosotras simplemente lo ignoramos y cuando íbamos caminando por Pino Suárez volvió a salir y volvió a decirnos que si queríamos un aventón (aunque supongo que él hablaba de otro tipo de aventón) y sin hacer mayor escándalo, le dije a Diana que sacáramos el celular e hiciéramos como que lo retratábamos y así fue la manera en que se fue y no regreso. Supongo que no hay nada peor que ser exhibido hoy en día por las redes sociales, y la verdad no tomamos foto porque ya no teníamos nada de batería (les digo, nada precavidas).

Entre platica y planes a futuro, terminamos caminando del Al por Madero hasta Pino Suárez y de ahí hasta la Alameda. No sin que antes salieran otros urgidos en una camioneta, los cuales no batallamos porque ya estaba un camión en la Alameda y nos subimos, dando por terminada la aventura inesperada.

Una vez conocí a alguien que decía que para él caminar por Madero de madrugada era como estar en Av. Alcorta (la canción de Cerati). Y aunque con él camine mucho por varias calles de la Ciudad de noche/madrugada, nunca pude identificar su comparación. Anoche sin embargo me acorde de su comentario y me reír de eso, y no es porque me sienta identificada con lo que dice la canción o lo recordara con agrado, sino porque no creí que volvería a caminar de madrugada por la Ciudad.

Sé que esta pequeña aventura no se compara con aquellas otras tantas que viví, pero fue el hecho de volver a sentir eso. Esa sensación que sólo se da al caminar de noche por la Ciudad.

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